domingo, 1 de noviembre de 2020

RAFINHA ALCÁNTARA


NOMBRE COMPLETO Rafael Alcántara do Nascimento
FECHA DE NACIMIENTO 12 de febrero de 1993
LUGAR DE NACIMIENTO Sao Paulo (Brasil) 
DEMARCACIÓN  Centrocampista 
DORSAL  12
CLUB DE PROCEDENCIA FC Barcelona 
TEMPORADAS EN EL CLUB 2 (2013-14 y 2019-20) 
PARTIDOS 62
GOLES 8
CLUB DE DESTINO FC Barcelona / PSG (FRA) 
EQUIPO ACTUAL  Sin equipo

Hijo y hermano de futbolistas, el pequeño Rafa Alcántara, para el fútbol Rafinha, creció rodeado en un entorno eminentemente dominado por el deporte. Su padre fue futbolista profesional, campeón del mundo con Brasil en el año 1994, jugó durante cuatro temporadas en el Celta, y su madre, Valeria, fue jugadora profesional de Voleibol, desarrollando su carrera también en Vigo. Así, lo más normal era que tanto él como su hermano Thiago, acabasen practicando un deporte, y eligieron el fútbol. 

Rafinha dio sus primeros pasos como futbolista en el Ureca aunque con un inicio un tanto curioso que pudo haber cambiado para siempre su vida. En edad alevín, el menor de los Alcántara era portero y así jugó sus primeros meses en el club de Nigrán, en el que estuvo tres años. "Era muy bueno e incluso llegó a la selección de Vigo, le gustaba jugar de portero", señalaba Javier Lago, uno de sus entrenadores en el Ureca: "Podría haber hecho carrera porque tenía condiciones", relata el primero de sus entrenadores, Alejandro Villar. 

Sin embargo, las tremendas condiciones técnicas que poseía le hicieron cambiar de posición y lanzarse hacia adelante, todo por decisión propia. Desde el primer momento, los técnicos ya observaban muchas diferencias entre Thiago y Rafinha, con un estilo de juego muy dispar pese a correr la misma sangre por las venas. Thiago era más técnico, con más toque y desequilibrante. Rafa era más de llegada, vertical, de fuerza.

Rafinha de celeste, siendo todavía un niño

La progresión de Rafinha, una vez que se convirtió en jugador de campo, fue meteórica. Era la referencia de su equipo y ya se podía entrever que le esperaba un futuro prometedor pese a parecer a veces un jugador corpulento para su edad. Su carácter también marcaba la diferencia. Rafinha era un niño juguetón, un chaval muy extrovertido, como reconocen los que fueron sus primeros entrenadores en el mundo del fútbol. 

Mientras se formaba en el Ureca, Rafinha seguía creciendo viendo a su padre jugar en el Celta. Cada quince días acudía puntual a su cita con el Estadio Municipal de Balaídos, siguiendo las evoluciones de su progenitor, que además era su ídolo. El Celta fue su primer amor, ese que nunca se olvida, pero a pesar de ello nunca llegó a formar parte del club en categorías inferiores, salvo algunos torneos puntuales en los que el conjunto celeste se llevaba a algunos de los mejores jugadores de los equipos de la comarca. 

De hecho, Mazinho, su padre y representante, lamentó años después que no pudiese entrar en la cantera del Celta: "No tuvimos la oportunidad de que jugase en el Celta. Les pedí que entrenase en las categorías inferiores del Celta pero me dijeron que no había sito, que tenían los equipos ya cerrados. Por eso tuvo que irse al Ureca". Tras tres años en Nigrán, Rafinha siguió los pasos de su hermano y recaló en La Masía, la cantera del Fútbol Club Barcelona con apenas 13 años.

El día de su presentación en Balaídos 

Poco a poco fue escalando peldaños hasta llegar al Barcelona B, con quien debutó en la Temporada 2010-11, y tan solo un año después ya disputaba partidos amistosos con el primer equipo, aunque no debutó oficialmente hasta un partido de Copa del Rey ante el Hospitalet, celebrado el 9 de noviembre de 2011. Rafinha entró en lugar de Cesc Fábregas a los 75 minutos de partido. Con el filial azulgrana jugó 84 partidos y anotó 19 goles, convirtiéndose en una de las joyas de Segunda División en la Temporada 2012-13. 

Rafinha fue internacional con la selección española, tanto en categoría Sub-17 como Sub-19, con la que se proclamó campeón de Europa en 2011 y 2012. Sin embargo, cada vez que era convocado por la selección acababa lesionado, lo que le hizo replantearse su futuro, decidiendo entonces que representar a España no era lo que quería, sino jugar para Brasil, su país de nacimiento, y la selección "verde amarelha" con la que su padre fue campeón del mundo. 

Volviendo al mundo de los clubes, en el verano de 2013 a Rafinha se le plantea un reto. Realiza la pretemporada con el primer equipo, pero la pléyade de estrellas por las que estaba formado aquel Barcelona le resta opciones de tener minutos. Sin haber debutado aún en Primera División, el nombre de Rafinha suena para varios equipos durante el verano, en caso de que los catalanes decidiesen cederlo. Pero Rafinha tenía claro lo que debía hacer. Renovó por el conjunto catalán hasta el año 2016 y pujó con fuerza para regresar al Celta, para regresar a casa.

Celebrando su primer gol con el Celta, ante el Granada

Rafinha regresaba a Vigo para jugar en el Celta, el equipo que le permitiría debutar en Primera División. Llegaba a un entorno en el que se sentiría muy a gusto. Su gente, sus amigos y su familia, pero además en el Celta había mucha presencia de técnicos y jugadores relacionados con el Barcelona. El entrenador era Luis Enrique, y también llegaron aquel verano Fontàs y Nolito, antiguos compañeros en el club del Camp Nou. 

Su adaptación fue inmediata porque no precisaba tiempo, pero el comienzo de temporada fue duro. Problemas físicos de diversa índole le impidieron estar a tope en el arranque del campeonato, y durante los dos primeros meses en Vigo, ya recuperado totalmente, su adaptación a la categoría estaba siendo más lenta de lo esperado. Luis Enrique apostaba por él, pero no tenía claro donde ubicarlo. Unas veces actuaba como interior, partiendo desde posiciones retrasadas para desbordar por velocidad, y otras lo hacía en el extremo derecho, donde buscaba aprovechar su verticalidad para destrozar a las defensas rivales. 

Pero no fue hasta el encuentro contra la Real Sociedad cuando Rafinha se destapó en Primera División, anotando dos goles dignos de cualquier delantero centro y poniendo a su equipo en ventaja (1-3) para ganar en un campo muy complicado. La expulsión de Fontàs y la posterior remontada del conjunto local empañó el recuerdo de su primer gran partido con el Celta. Pero no sería el último, conforme fue avanzando la temporada, el rendimiento del pequeño de los Alcántara era cada vez mejor, hasta el punto de convertirse en la referencia ofensiva del Celta.

El 12 fue su número en su estancia en Vigo 
El centrocampista celeste era uno de los jugadores que más faltas forzaba, y la consigna entre los rivales era clara: Derribar a Rafinha. Su presentación para el fútbol español tuvo lugar el día de Reyes en el Santiago Bernabéu. En un escenario grande, Rafinha dio lo mejor de sí mismo, realizando un partido antológico. Y aunque no pudo evitar la derrota del Celta, su nombre ya estaba escrito en letras de oro entre las grandes promesas de la Liga. 

Rafinha marcó las diferencias durante los primeros meses de 2014, llevando en volandas al Celta hacia una salvación tranquila, pero nuevamente los problemas físicos marcaron su rendimiento en la recta final del campeonato. Rafinha fue sacrificado en más de una ocasión, y jugó infiltrado todos los partidos hasta que el Celta logró la salvación. El Celta necesitaba su magia, pero su chistera se resentía porque el cuerpo no acompañaba en las últimas semanas. A pesar de todo, su rendimiento fue extraordinario, disputando 32 partidos y anotando 4 goles.

A punto de marcar un golazo ante el Getafe

Pero en Balaídos se le recordará sobre todo por su genialidad. Su elegante forma de conducir el balón, sus slalons dejando a rivales en el camino, sus pases, y la sensación de aquel genio era uno de los nuestros, porque sin ser canterano, ni tan siquiera vigués de nacimiento, Rafinha siempre fue considerado uno de los nuestros en Balaídos. En su último partido, disputado en el estadio en el que vio tantas veces jugar a su padre, el Celta derrotó al Real Madrid y Rafinha fue sustituido en la segunda mitad para recibir el cariño de una afición que siempre lo quiso. Incluso antes de ser jugador del Celta. Bajo la proclama "Rafinha quédate", el pequeño de los Alcántara se despidió emocionado de la que fue y siempre será su afición.

En su despedida del Celta, Rafinha escribió una carta abierta al celtismo que se publicó en la web oficial del club. En ella destacada la "sensación única" que significa vestir la camiseta del Celta, y se mostró "orgulloso" de haber logrado los objetivos: "Soy un afortunado. Un afortunado por poder realizar un sueño de infancia. El sueño de vestir esta camiseta: este precioso celeste con el que he crecido como persona y como futbolista", destacaba la misiva que cerraba con un "Te quiero Celta, hasta pronto... siempre celtista.. HALA CELTA!". 

La vinculación del Celta con Rafinha era una cesión de un año, y finalizada la misma el Barcelona le reclamó para enderezar el rumbo de un equipo que navegaba a la deriva. Allí se reencontraría nuevamente con Luis Enrique, pues el entrenador del Celta también abandonaba Vigo rumbo al Camp Nou.  En octubre de 2014 fue distinguido como el jugador revelación de la Temporada 2013-1 en los premios de la LFP, premio que dedicó al Celta y a sus compañeros en el club vigués.



De vuelta en Barcelona, Rafinha sumó muchos títulos a su palmarés, pero no logró consolidarse en el equipo inicial, a pesar de contar con el apoyo de Luis Enrique, ni dar el salto que su talento hacía intuir tras ser elegido el jugador revelación de la Temporada 2013-14, mientras jugaba cedido en el Celta. 

En el mes de enero de 2015 visitó Riazor con el Barcelona, sufriendo insultos racistas por parte de los Riazor Blues, que le cantaron “Tú vigués, puto portugués”, cuando se disponía a saltar al terreno de juego. Ese mismo año se proclamó campeón de la Champions League, aunque sin gozar de excesivo protagonismo. 

Pero lo peor estaba por llegar. El calvario que vivió Rafinha en los siguientes años con las lesiones comenzó en un partido de la máxima competición continental disputado ante la Roma en la capital italiano, cuando sufrió una grave lesión en su rodilla derecha. El jugador fue renovado por el Barcelona hasta el año 2020, y no reaparecería nuevamente hasta el mes de marzo de 2016. Uno de los primeros partidos que jugó tras su reaparición fue en Riazor, donde recibió los mismos insultos del año anterior en la victoria del Barcelona por un rotundo 0-8. 

En 2015 ganó la Champions League con el Barcelona

Con la medalla de oro lograda en los Juegos de Río

Pero el calvario de Rafinha con las lesiones no se detenía. En el verano de 2016 tenía previsto disputar la Copa América con la selección brasileña, algo que no pudo hacer debido a unas molestias musculares que arrastraba desde la final de la Copa del Rey. El brasileño se recuperó y en el mes de agosto pudo disputar los Juegos Olímpicos, que se celebraron en Río de Janeiro, resultando que la selección canarinha se llevó el oro. 

Aquel verano, como el anterior, el Celta seguía persiguiendo un sueño que parecía imposible, el de recuperar al hijo de Mazinho. El club vigués lo intentó, pero no logró sacarlo del Barcelona, donde jugaría nuevamente en la Temporada 2016-17, otra vez marcada por las lesiones. 




Todo empezó en el mes de abril de 2017, cuando el futbolista sufrió una fisura en el menisco interno de de la rodilla derecha tras un partido ante el Granada. Su evolución no fue positiva, y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente en el mes de octubre de ese mismo año para encontrar una solución definitiva a su problema. Ya recuperado de esa nueva lesión, el Celta volvió a interesarse por él en el mercado de invierno de la Temporada 2017-18, pero sería el Inter de Milán quien se haría con sus servicios para jugar la segunda vuelta. 

Finalizada su cesión regresó al Barcelona, y las lesiones volvieron a hacer acto de presencia. Fue en un partido disputado ante el Atlético de Madrid en noviembre de 2018, sufriendo una rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda, que le obligó a pasar por el quirófano, diciendo prácticamente adiós a esa temporada. 




En el verano de 2019, como casi todos los veranos desde su marcha, el Celta volvió a intentar su contratación, pero debía competir con equipos importantes. Ese verano su nombre se relacionó con muchos clubes, entre ellos Valencia, Fiorentina, Atalanta o Marsella. Rivales en teoría complicados, pero que no evitaron que el Celta culminase su sueño, haciéndose con sus servicios a través de una cesión con “posibilidad final de adquisición”, según anunció el club celeste, y que no era otra cosa que una opción de compra fijada en unos 15 millones de euros. 

Cinco años después, el Celta volví a contar con Rafinha en su plantilla. El jugador que llegó a Vigo, siendo el mismo, era muy distinto. Más maduro, curtido por dos lesiones muy graves, venía con la intención de conducir al Celta lejos de la lucha por la permanencia. No lo consiguió. 

Se temía que los problemas físicos le lastrasen, y aunque fue uno de los jugadores más cuidados en este aspecto, lo cierto es que fueron pocos los partidos que se perdió por lesión. En el mes de septiembre no pudo jugar ante el Granada por un problema muscular, y durante el mes de noviembre por un esguince de tobillo. A partir de ahí estuvo siempre disponible, y fue uno de los mejores del equipo en la segunda vuelta. Si no el mejor. 



La dura exigencia del campeonato tras el confinamiento, con partidos cada tres días, hizo que el final de temporada se le hiciese un poco largo, pero fue uno de los grandes referentes del equipo, y por supuesto titular indiscutible tanto para Fran Escribá, el técnico que inició la temporada, como para Óscar García, quien tomó las riendas del club celeste en el mes de noviembre de 2019. 

Las apreturas económicas derivadas de la pandemia de Covid-19 impidieron al Celta poder acceder a su fichaje a través de la opción de compra incluida en su contrato de cesión, pero aún así intentó durante todo el verano una nueva cesión, que no se pudo culminar. El futbolista daba por segura su continuidad en el Barcelona, a pesar de no contar para Ronald Koeman, pero en el último día del mercado fichó por el Paris Saint Germain, uno de los grandes clubes europeos del momento. 

Posteriormente regresaría a LaLiga para enrolarse en las filas de la Real Sociedad, donde jugó cedido durante media temporada. Tras su etapa en Donosti, probó fortuna en el fútbol árabe, en las filas del Al-Arabi catarí. 



TRAYECTORIA

Temporada Club Categoría País PJ G
2010-11 Barcelona B  2ª  España 9 1
2011-12 Barcelona B  2ª  España 39 8
2012-13 Barcelona B  2ª  España 36 10
2013-14 RC CELTA 1ª  España 32 4
2014-15 Barcelona  1ª  España 24 1
2015-16 Barcelona  1ª  España 6 1
2016-17 Barcelona  1ª  España 18 6
2017-18 Barcelona  1ª  España 0 0
2017-18 Internazionale  1ª  Italia 17 2
2018-19 Barcelona  1ª  España 5 0
2019-20 Barcelona  1ª  España 3 0
2019-20 RC CELTA  1ª  España 29 4
2020-21 PSG  1ª  Francia 23 0
2021-22 PSG  1ª  Francia 5 0
2021-22 Real Sociedad 1ª  España 17 1
2022-23 Al-Arabi 1ª  Catar 13 0
2023-24 Al-Arabi 1ª  Catar 15 5

INTERNACIONAL

Selección Categoría Debut Último PJ G
Brasil Absoluta 2015 2015 2 1


sus mejores momentos en el celta




VIDEO DE SU PRESENTACIÓN EN EL CELTA

1 comentario:

Andrej Kramaric dijo...

Rafinha es un jugador zurdo talentoso que puede participar en la ofensiva del equipo desde la posición del mediocampo y puede controlar su propio ritmo de transición ofensiva y defensiva. En las últimas temporadas, Rafinha siempre ha sido capaz de ayudar a sus compañeros a marcar goles, aunque no hay muchos goles, sigue siendo una gran amenaza para el rival.

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